lunes, 3 de agosto de 2009

El pasado que añora ser presente.

Es hora de decir adiós a esos sueños de verano que nos acompañaron en los momentos de soledad cuando no estábamos en mutua presencia, es hora de partir y comenzar a vivir con el recuerdo del pasado que añora volver a ser presente, con el silencio de las noches pensantes en nuestro amor, con el cariño inocente que se transformó en fulminante, con la ternura de ayer que ahora es desgarro por no tenerte.

Amor sentí, pero tal vez no por ti, sino por lo que en mí provocabas, por lo que me hacías sentir cuando estaba a tu lado, por la esperanza que dabas a mi vida de compañía incondicional, por la ilusión de olvidar tristezas del pasado, por el deseo de aprender de la vida tomado de tu mano, por la satisfacción de saber que siempre estarías ahí para mí, totalmente disponible.

Corazón, ahora veo que te fallé, abusé de tu amor hasta el punto de que olvidaras aquel pasado que yo vi glorioso pero para ti fue doloroso, dejé una marca indeleble en tu vida que te trajo pesares y melancolía, y ahora, en éste duro y cruel presente, la congoja se y traspasa a mí como el amor que en el ayer te adeudé, embargando mi felicidad para pagar el empeño que algún día me confiaste.

Sin más que decir me despido de ti, de lo que sentí, de tu amor y del pasado que no volverá a ser presente y que se quedará en el olvido añorando ocupar el lugar en el que alguna vez estuvo, pero donde jamás volverá a estar.